En el artículo de nuestro compañero David Serantes hemos visto multitud de herramientas, siendo una de ellas Evernote. Si sois uno de esos devora-actualidad tecnológica quizás te habrá llegado algo a tus oídos (u ojos) sobre un declive de la utilización del servicio por parte de sus usuarios, bien por las campañas de la propia app por lograr suscripciones de pago o bien porque la competencia (y no precisamente nueva) se hacía cada vez más fuerte. La app del elefante sigue viva y sigue siendo útil, pero nuestra redacción decidió decirle adiós en un momento dado: era fácil crear una lista de tareas e ir marcándolas a medida que se hacen, pero el diálogo no es fácil.
¿Cuál pasó a darnos la versatilidad que buscamos? Asana. Una app con versiones para móvil y escritorio que permite organizar equipos y crear tareas, asignándolas y pudiendo ser seguidas por varias personas. La estructura permite que las tareas se hablen y se modifiquen, y hay un sistema de notificaciones que avisa a los usuarios cuando se acerca la fecha de vencimiento. Eso sí: la interfaz es poco intuitiva y algo confusa, y tiene una curva de aprendizaje considerable.
Esta app es completa a nivel de tareas pero no tiene un chat per sé como si tenía Evernote (aunque nunca llegó a ir fino), y habitualmente se complementa con una app de mensajería, como puede ser WhatsApp, Telegram o Slack.
Este binomio de gestión de tareas + mensajería suele ser habitual en estructuras como la nuestra, y se multiplica a medida que las publicaciones son entes omnipresentes más que oficinas que concentran a unos trabajadores. Por ello vemos en muchos casos combinaciones como:
Lo que sí ocurre de manera general (o más bien ha ocurrido) es que estas apps o sus combinaciones han desplazado al correo electrónico (en cuanto a la gestión de tareas diarias). Las razones son obvias: inmediatez, versatilidad y facilidad.
Esto lo vemos en los compañeros de otras webs y blogs de tecnología como Hipertextual, FAQsAndroid, El Androide Libre o Weblogs S.L.. En todos los casos se dan las mismas premisas de tener al personal repartido (en unos más que otros, dado que hay webs con trabajadores repartidos en ambos hemisferios), con el añadido en ocasiones de una app para videoconferencias (Hangouts o Skype, habitualmente) y por supuesto plataformas de almacenamiento en la nube.
Te hemos preguntado acerca de tu caso, de qué apps usas de manera diaria para organizarte en tu equipo, y las respuestas han sido tan variadas como los propios grupos.
Hay casos que llaman la atención en un principio porque puede que relacionemos el volumen de la empresa con la necesidad de unas herramientas u otras. Nos han respondido de una de las principales cadenas de tiendas de electrónica del país (e internacional), en la cual sólo usan de manera habitual WhatsApp. Algo que se llega a entender cuando se trata de una plantilla que sí se reúne de manera presencial.
Nos han respondido también varias del sector energético, y en un caso se decantaban por las soluciones que ofrece Microsoft. Aquí hay que recordar que la empresa de Redmond tiene un ecosistema importante y que además se halla en una expansión multiplataforma desde hace tiempo, y en este caso por ejemplo se recurre a Exchange para la gestión de tareas (en Windows, Android y iOS) y Microsoft Lync (mensajería), Microsoft Yammer (red social corporativa). Se trata además de una empresa que si tiene personal en
varios continentes.
Cuando se trata de equipos internacionales o bien cuyos miembros se desplazan de manera habitual, suele recurrirse además a software de control remoto como Teamviewer. Nos lo contaba el ingeniero jefe de uno de estas empresas del sector energético, explicando que en ocasiones es mucho más sencillo entrar de manera remota a un equipo para ajustar algo que explicarlo a quien está in situ cuando esa persona es ajena casi del todo
al asunto.
Algo que también hemos preguntado es qué aspectos priorizas a la hora de decantarte por un servicio u otro, sobre todo cuando por funciones son bastante similares como en el caso de Hipchat y Slack.
Aquí lo que ha predominado es el requisito de que sea un servicio que tenga apps y soporte para distintas plataformas. Si bien lo habitual es disponer de un terminal con Android y un ordenador con Windows (en España, según estudios como los de Kantar), no es extraño que en un mismo equipo (sin que sea muy amplio) nos encontremos con personas con móviles Android e iOS. Por otro lado, algo que no se olvida es la seguridad, por lo que aquí son alumnas aventajadas aquellas que cuenten con encriptación o cifrado más allá de lo estándar. En algún caso, la premisa única era que fuese gratuita, y esto se cumple en bastantes casos si bien suele existir una suscripción de pago que añade prestaciones.
No vemos aquí casi ninguna alusión a la interfaz o al diseño, cuando hemos visto que no en todos los casos la app goza de una curva de aprendizaje sencilla. Eso sí, algo que sí solemos exigir es que sincronice de manera eficiente y rápida, algo esencial cuando se trata de una app de tareas con la constante actualización de éstas. Sin olvidar el tema legal, es decir, que cumpla la Ley Orgánica de Protección de Datos (LOPD).